Los científicos han dado un significativo e importante paso adelante en la comprensión de la dinámica del magnífico y misterioso sistema de anillos de Saturno.
El comportamiento de un anillo en particular -el anillo G -, ha desconcertado a los expertos. Sus partículas de polvo deben esparcirse porque no hay lunas cercanas que las mantengan en su lugar, o que las alimenten. Pero la misión Cassini a Saturno ha arrojado nuevas luces sobre el tenue y estrecho anillo, mostrando que interactúa con un anillo saturniano mucho más distante.
El trabajo, publicado en la revista Science, también revela la extraña estructura del anillo. El anillo G es uno de los lejanos y extremos anillos de Saturno: está localizado a más de 168.000 kilómetros del centro del planeta, y a mas de 15.000 kilómetros de la luna más cercana.
"Es un anillo de polvo", explicó Matthew Hedman, un investigador asociado a la Universidad de Cornell, y director del estudio. "Igual que los anillos E y F, el anillo G está compuesto principalmente de diminutos granos de hielo".
Para que los anillos permanezcan en su sitio, ellos necesitan algo que les suministre constantemente más polvo y hielo, o un objeto grande, por ejemplo una luna, para confinar las partículas en la banda a través de sus interacciones gravitacionales.
La luna Encelados directamente suministra nuevo material al cercano anillo E, mientras que los satélites Prometeo y Pandora podrían ayudar a sostener las partículas dentro de la estrecha región del anillo F. "Pero el anillo G no está localizado cerca de una luna, y eso es lo que lo hace tan extraño", explicó el doctor Hedman.
La información de la misión Cassini-Huygens a Saturno, una colaboración entre la Agencia Nacional para la Aeronáutica y el Espacio (NASA), la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Italiana (ASI), ha permitido a los científicos examinar el anillo G más detalladamente que nunca.
Hay partículas de hielo en el arco brillante del borde interior del anillo
Además de minúsculos granos de polvo esparcidos de manera uniforme alrededor del anillo, había también un arco brillante en una sexta parte de la banda que contenía partículas heladas más grandes, que van de pocos centímetros a pocos metros.
El doctor Hedman explicó que "uno esperaría que este material se dispersara, pero se mantenía junto. La pregunta es cómo". El equipo descubrió que la órbita del anillo interactúa con Mimas, la mayor de las lunas de Saturno localizada a 15.000 kilómetros, y que su influencia gravitatoria hace que las partículas se acumulen en el arco brillante del borde interno del anillo.
Es el fenómeno de las resonancias magnéticas, que tienen influencias interesantes, y que pueden confinar el material dentro del anillo. Según los científicos, los micro meteoritos colisionan permanentemente con esas partículas que están dentro del anillo, y generan nuevas partículas más pequeñas que posteriormente se dispersan por todo el anillo.
Son esas partículas más pequeñas las que producen el brillo que caracteriza el arco. "Todo el anillo G podría provenir de un arco de polvo que permanece unido gracias a la interacción con Mimas," afirman los científicos en la Revista Science.
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