«Estos acantilados son una fuente inagotable», decía el director del equipo de investigación del Museo del Jurásico de Asturias (MUJA), José Carlos García-Ramos, refiriéndose a la costa oriental asturiana. Según él, «podrán venir generaciones y generaciones futuras y podrán seguir extrayendo miles de piezas más» que confirmen el paso de los dinosaurios por esta comarca.
García-Ramos habla por experiencia propia porque desde que se hiciera cargo de las investigaciones del museo más visitado de Asturias, hace ya cuatro años, no ha hecho más que recopilar icnitas, fósiles, huesos... Decenas de improntas que dejó la época jurásica en esta parte del Principado. Y como no se agotará nunca, los últimos hallazgos sitúan al equipamiento cultural todavía más alto en cuanto a la referencia científica internacional que ya posee.
El equipo de investigadores ha hallado en la costa de Tazones (Villaviciosa) y al este del cabo de Lastres dos ejemplares «únicos en el mundo», al menos hasta la fecha. Cuenta García-Ramos que la de Tazones «es una icnita inmensa que pertenece a la huella de la mano de un saurópodo». La de Lastres, por su parte, «es la icnita de la huella de un pie de un estegosaurio». Ambas, dice, «nunca vistas hasta la fecha en ningún sitio». Con lo que, una vez más, el Muja y su equipo aportarán a la historia de este interminable mundo animal importantes descubrimientos.
Las dos improntas siguen aún en los lugares donde fueron halladas, pero uno de los objetivos del equipo de científicos es «extraerlas en cuanto podamos» para poder seguir sumando más información real a las más de dos mil piezas que ya alberga el museo colungés.
Gigantismo peculiar
El director de investigaciones del museo confía en poder recuperar las dos. Sin embargo, es realista al pensar que «la huella de la mano, que mide como un metro, será difícil extraerla de manera manual», con lo que la operación se complicaría y «tendríamos que pedir los permisos oportunos al Principado para poder hacer esa extracción con un helicóptero». Para la otra huella, «no habrá grandes problemas porque se trata de una icnita de unos 55 centímetros que confiamos en poder sacar en camilla con unas cuatro personas». Respecto a esta última, dice García-Ramos, «la mayor hallada hasta el momento mide poco más de cuarenta centímetros».
El caso es que «el gigantismo que presenta la huella de la mano», narraba el investigador, «es algo insólito, algo que sólo se ha encontrado en esta parte de Asturias». Por eso, «estudiaremos por qué existen esos gigantismos tan desproporcinados», anunció.
Desde la rasa de San Telmo, en el concejo de Colunga, el director de investigaciones del museo y la consejera de Cultura, Mercedes Álvarez, acompañados por el director general de Patrimonio, José Luis Vega Álvarez, resumieron la importancia que se ha ido generando alrededor del museo desde que éste abriera sus puertas aquel 1 de abril de 2004. Tomando como referencia estos últimos hallazgos Álvarez recalcó el espíritu de «museo vivo» del Muja.
García-Ramos habla por experiencia propia porque desde que se hiciera cargo de las investigaciones del museo más visitado de Asturias, hace ya cuatro años, no ha hecho más que recopilar icnitas, fósiles, huesos... Decenas de improntas que dejó la época jurásica en esta parte del Principado. Y como no se agotará nunca, los últimos hallazgos sitúan al equipamiento cultural todavía más alto en cuanto a la referencia científica internacional que ya posee.
El equipo de investigadores ha hallado en la costa de Tazones (Villaviciosa) y al este del cabo de Lastres dos ejemplares «únicos en el mundo», al menos hasta la fecha. Cuenta García-Ramos que la de Tazones «es una icnita inmensa que pertenece a la huella de la mano de un saurópodo». La de Lastres, por su parte, «es la icnita de la huella de un pie de un estegosaurio». Ambas, dice, «nunca vistas hasta la fecha en ningún sitio». Con lo que, una vez más, el Muja y su equipo aportarán a la historia de este interminable mundo animal importantes descubrimientos.
Las dos improntas siguen aún en los lugares donde fueron halladas, pero uno de los objetivos del equipo de científicos es «extraerlas en cuanto podamos» para poder seguir sumando más información real a las más de dos mil piezas que ya alberga el museo colungés.
Gigantismo peculiar
El director de investigaciones del museo confía en poder recuperar las dos. Sin embargo, es realista al pensar que «la huella de la mano, que mide como un metro, será difícil extraerla de manera manual», con lo que la operación se complicaría y «tendríamos que pedir los permisos oportunos al Principado para poder hacer esa extracción con un helicóptero». Para la otra huella, «no habrá grandes problemas porque se trata de una icnita de unos 55 centímetros que confiamos en poder sacar en camilla con unas cuatro personas». Respecto a esta última, dice García-Ramos, «la mayor hallada hasta el momento mide poco más de cuarenta centímetros».
El caso es que «el gigantismo que presenta la huella de la mano», narraba el investigador, «es algo insólito, algo que sólo se ha encontrado en esta parte de Asturias». Por eso, «estudiaremos por qué existen esos gigantismos tan desproporcinados», anunció.
Desde la rasa de San Telmo, en el concejo de Colunga, el director de investigaciones del museo y la consejera de Cultura, Mercedes Álvarez, acompañados por el director general de Patrimonio, José Luis Vega Álvarez, resumieron la importancia que se ha ido generando alrededor del museo desde que éste abriera sus puertas aquel 1 de abril de 2004. Tomando como referencia estos últimos hallazgos Álvarez recalcó el espíritu de «museo vivo» del Muja.
EVA SANROMÁN | RASA DE SAN TELMO
elcomerciodigital.com